La ruta del queso comprende casi 500 km y además de las queserías existen otros diversos atractivos. Si bien en muchas de las empresas queseras pueden adquirirse estas exquisiteces, no es en todas y el motivo de ello es que son muy estrictos en cuanto a las medidas de higiene y a veces incluso ni siquiera se puede acceder para visitarlas. Desde la época medieval es una tradición – debidamente documentada- la fabricación de quesos y existen en la zona cerca de 30 compañías que producen más de 100 tipos diferentes.
Uno de los quesos típicos es el «tilsiter». Todo lo relativo a la tradición en la fabricación de quesos surgió en los monasterios de Europa durante la Edad Media y el procedimiento consiste en separar inicialmente los contenidos líquidos y sólidos de la leche, lo que implica tiempo y paciencia, hasta que nace la leche espesa. Tanto la calidad y el sabor dependen de la maduración de la habilidad de cada maestro quesero. El proceso de maduración requiere de un ambiente especial en cuanto a temperaturas y humedad y posteriormente son untados, cepillados y girados hasta su presentación final.
Aún cuando la tecnología ha avanzado de manera increíble, la fabricación de quesos sigue siendo manual. Para poder realizar una visita a alguna quesería, es aconsejable solicitar una cita con anticipación. La ruta del queso permite experimentar, conocer y saborear lo mejor de la zona, además de brindar la posibilidad de apreciar paisajes soñados con castillos barrocos y casas señoriales a los lados del camino, además de preciosas iglesias y excelente arquitectura gótica en ladrillo.
Una visita obligada es al Museo al aire libre en Molfsee. Se puede además realizar paseos en barco y recorridos en bicicleta o a pie siguiendo el Canal de Kiel. La ruta del queso ofrece gran variedad de atracciones tanto para adultos como para pequeños y es uno de los sitios más pintorescos.
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